Lecciones de
Fe Cristiana
Vivida en la
Iglesia Episcopal,
Bajo la
dirección de la Biblia como norma suprema,
En el camino de la tradición y la Razón
Lección Nº 2 – ¿De qué Sirve ser Creyente?
Daniel Montero Bustabad –
www.monterodaniel.com
I.- ¿De qué sirve ser creyente?
Vale la pena ser creyente porque Jesús
es la única respuesta plena, completa e integral, a la necesidad fundamental
del ser humano.
La
necesidad fundamental de la mujer y del hombre, es ser amado/a
incondicionalmente. Para más detalles de lo que esto significa, ver:
www.monterodaniel.com
Sin embargo, la experiencia nos muestra que dicha
necesidad se encuentra crónicamente insatisfecha en nuestras sociedades
occidentales.
Ningún grupo ama y protege a la persona sólo por ser
un ser humano, independientemente de su origen, credo, ideología, recursos o
intereses (sólo Jesús lo hace). Tras años de búsqueda, se encuentra un grupo que, por su potencial espiritual,
atisba la capacidad real de vivir (encarnar) ese amor incondicional de Jesús.
Se trata de la Iglesia Episcopal. Jesús,
por medio de la Iglesia Episcopal, ama a las personas incondicionalmente; ello
se debe a lo que sigue: 1) La
Iglesia Episcopal de Barrio Cuba es una familia, donde todas y todos nos
amamos. 2) La Iglesia no se basa en
una interpretación rígida de un credo, que excluya a las personas que realizan
una interpretación moderna o postmoderna de la Biblia. Es una Iglesia de Brazos
Abiertos e Inclusiva. 3) La Iglesia
Episcopal muestra una gran diversidad de pensamientos, donde todas y todos nos
respetamos. 4) La Iglesia Episcopal
demuestra, con hechos, un gran compromiso social, incluyendo con los sectores
más vulnerables de la sociedad. 5)
Otros motivos espirituales, que sólo se conocen cuando se es parte de la
Iglesia.
II.- El encuentro personal con Jesús
Lo
importante de ser creyente sólo se encuentra cuando tomamos a Jesús en serio,
es decir, cuando nos damos cuenta de que Jesús es real, y abrimos nuestro
corazón a Él.
En el Evangelio de Juan, Capítulo 3,
Nicodemo se presenta ante Jesús. Lo hace de noche, por temor a ser maltratado
por las personas influyentes debido a su amistad con Jesús. Nicodemo acude ante
Jesús con el corazón abierto, lo cual es muy, pero muy importante. Nicodemo,
como Moisés (Éxodo Capítulo 3), sabe que los milagros no son la demostración
completa de que una persona es enviada de parte de Dios. Hasta los malvados
pueden hacer milagros. La demostración de que alguien es mensajero de Dios,
consiste en su “contraseña”, es
decir, en el mensaje que viene a dar. Así como Moisés fue enviado por Dios con
un resumen de su enseñanza a través del Nombre de Dios que Moisés reveló al
pueblo (Éxodo 3), del mismo modo Nicodemo busca encontrarse personalmente con
Jesús para recibir la demostración plena de quién es Jesús.
En Juan 3, Nicodemo reconoce ante
Jesús que los milagros de Jesús muestran quién es Él, porque no son cualquier
tipo de milagros, como los haría un malvado (milagros para buscar prestigio),
sino milagros al servicio auténtico del prójimo, como dice Isaías Capítulo 61.
Pero Nicodemo quiere algo más de Jesús. Y lo encuentra.
Jesús
comunica a Nicodemo la “contraseña”,
es decir, el mensaje que demuestra que Jesús viene de parte de Dios y que Jesús
es el único camino de la salvación plena. Jesús comunica a Nicodemo que la
persona debe nacer de nuevo, del agua (bautismo) y del Espíritu Santo. Esto se
logra al entregar nuestra vida a Jesús, al confiar con toda fe en Jesús,
entregándole toda nuestra vida y nuestras preocupaciones, y confiar en que
Jesús hará lo mejor. Asimismo reconocemos ante Jesús todas nuestras
limitaciones, faltas y conductas malas que, por acción o falta de acción, hemos
hecho contra los demás (pecado), y Le pedimos que nos perdone por su obra
salvadora al morir en la cruz por nosotros, y resucitar para darnos vida.
Luego
nos comprometemos a vivir la fe cristiana siendo parte activa de la Iglesia; si
de niños/as o adultos no fuimos bautizados, pues nos bautizamos. Y si ya
estamos bautizados, somos recibidos en la Iglesia (una especie de
confirmación), y vivimos como cristianos activos, comprometidos (Ver Lección Nº
1).
Esto es nacer de nuevo. Si, de manera
sincera, le decimos esto a Jesús, vamos a nacer de nuevo. Todas las personas
necesitamos nacer de nuevo todos los días, porque la conversión a Jesús es una
conversión diaria.
Unámonos
todas juntas, y todos juntos, para vivir cada día la vida con Jesús, como
personas, como familias, y como Iglesia Episcopal.
III.-
¿Cómo vivir unidos a Jesús?
Para vivir unidos a Jesús, debemos:
1)
Leer la Biblia y orar diariamente. Una sugerencia muy práctica de cómo lograr
esto, se encuentra en la película “Cuarto de Guerra” (War Room). Podemos, en un cuaderno, anotar en una hoja algunos
textos bíblicos favoritos. Luego escribimos, en otra hoja, una oración de
acción de gracias y, más abajo, algunos motivos de agradecimiento. En otra hoja
escribimos nuestras necesidades básicas y los nombres de las personas por
quienes oramos, sin olvidar la humanidad en general, tan necesitada de Jesús.
Con este material de apoyo, cada día podemos tomar nuestra Biblia, y leer un
capítulo, empezando por un Evangelio. Luego abrimos el cuaderno, oramos a Dios
siguiendo uno de nuestros textos bíblicos favoritos, oramos la acción de
agradecimiento y los otros motivos de dar gracias. Finalmente, seguimos con las
peticiones.
2)
Asistir fielmente a la Iglesia Episcopal, siendo miembros activos de la Iglesia Episcopal.
3)
Encontrar una manera en la cual podamos ser útiles a los demás, y
comprometernos con ello. El Documental Thrive
llega a la conclusión de que, para efectuar un cambio significativo en el
mundo, se necesita que una multitud de personas sean de utilidad y servicio a
los demás. Para ello cada persona ha de encontrar su manera propia de practicar
la solidaridad a través de involucrarse en algo concreto al servicio a los
demás, y comprometerse realmente con ello.
4)
Vivir con ética y compartir con los demás nuestra fe en Jesús y participación
activa en la Iglesia Episcopal.
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